El Cerro de la Estrella en el siglo XIX

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El Ingeniero y naturalista mexicano Guillermo Beltrán y Puga en su artículo publicado en 1891 en la revista La Naturaleza, Periódico Científico de la Sociedad Mexicana de Historia Natural, hace mención que el Cerro de la Estrella es una eminencia crónica de  224 metros de altura sobre el nivel de México, formada por pendientes sumamente suaves que terminan en la parte superior casi en punta y no deja libre sino una pequeña meseta que solo tiene algunos metros de extensión.

El origen del cerro es eternamente volcánico, debido a que está formado por grandes masas de basalto que brotaron del interior de la tierra, abriéndose paso a través de las capas sedimentarias que entonces formaban el fondo de lo que era un solo lago: parte de esos sedimentos fueron levantados cambiando su constitución física al contacto de las rocas ígneas, y actualmente se encuentran revistiendo la superficie de la montaña en forma de toba caliza silizosa que tiene un espesor de 1 a 2 metros y sobre la cual se ha formado con el tiempo una capa delgada de tierra vegetal.

Por otra parte, comenta que en sus faldas existen multitudes de cavidades que son la entrada a otras cavernas, algunas tienen dimensiones considerables. Una de las que visitó se encuentra formada por una multitud de pasadizos y salones, unos muy estrechos, otros amplios, por los cuales hay comunicaciones que forman un verdadero laberinto del cual difícilmente se podría salir si al entrar no se tomara la precaución de dejar señales. Por citar un ejemplo un salón mide aproximadamente 25 metros de largo por 12 de ancho y de 10 á 14 de alto, además menciona que en tiempo de lluvias las filtraciones son muy abundantes, en donde los departamentos más bajos de una de las cavernas se puede observar un pequeño arroyo  el cual se pierde bajo las rocas.

Con relación a los manantiales que se encuentran en la población de Ixtapalapa pasan por la caverna del lado E., donde todas las mañanas se emite aire caliente, probablemente vapor de agua, debido al enfriamiento de la atmósfera. Cuenta la historia, que había un temascal, en el cual el Emperador Moctezuma tomaba sus baños de aseo.

En otros lugares, y hacia el N. W., hay manantiales que brindan agua pura y potable, con una temperatura inferior a la del ambiente: éstas provienen seguramente de las filtraciones superiores. Uno de estos manantiales se encuentra bajo una bóveda formada por grandes piedras y muy cerca del templo donde se venera una de las imágenes predilectas del pueblo, y las gentes que van a tomar agua se han impuesto la obligación, de una muestra de gratitud que al encontrar agua potable, dejan sobre las paredes una cruz, que generalmente las hacen con dos pequeños palitos o simplemente de popotes.

Te invitamos a que consultes nuestro repositorio de Fuentes Históricas en Ciencias de la Tierra de México donde encontraras un sin numero de investigaciones de estos naturistas en el campo de las ciencias de la tierra, en nuestro repositorio Fuentes Históricas en Ciencias de la Tierra de México – CTMex.

Obra consultada:

Puga, Guillermo B. (1891). El Cerro de la Estrella o de Ixtapalapa. La Naturaleza, Periódico Científico de la Sociedad Mexicana de Historia Natural, Tomo I (Serie Segunda), 488-492

Ricardo Castro

Ricardo Castro

rccastroe@comunidad.unam.mx

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2 Comments

  1. Claudio Amescua
    Claudio Amescua

    ¡Muy interesante! Gracias por la nota.

    1. Ricardo Castro

      Gracias Claudio por tus amables comentarios

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